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Selección uruguaya de futsal con síndrome Down no pudo jugar ante Turquía por toque de queda en Perú

La selección uruguaya de futsal Down no pudo jugar este martes su segundo partido por el mundial de la especialidad que se disputa en Perú, tras el anuncio del presidente, Pedro Castillo, de toque de queda diurno decretado este martes en las ciudades de Lima y Callao para contener protestas contra la suba de precios.

La celeste debía enfrentar a Turquía, en el marco de su segunda presentación por la serie A del torneo mundialista.

En un comunicado, la organización del torneo comunicó la cancelación de toda la actividad programada para este martes y que las instancias se reprogramarían en las próximas horas. Hasta el momento se desconoce de qué forma continuará el campeonato.

Uruguay solo había jugado en la jornada inaugural en donde cayó 12 a 1 con Brasil. El último partido de la fase de grupos es ante Chile.

Recordemos que en el plantel se encuentran tres chicos del departamento de Colonia: Luis Machín, Luciano Castro y Franco Colombo. Los tres juegan en Plaza Colonia.

En la mañana de este miércoles, el presidente peruano anunció el fin anticipado del toque de queda. “Dejamos sin efecto el toque de queda y llamamos a la tranquilidad del pueblo peruano”.

El fin del toque de queda fue recibido por centenares de manifestantes congregados cerca del edificio del Congreso y en otras partes de Lima, afirmando que le habían doblado la mano al presidente.

Algunos manifestantes chocaron con la policía cerca del Congreso, dejando un saldo de unos 25 agentes heridos, dijo el ministerio del Interior en un comunicado.

En el Palacio de Justicia, los manifestantes sustrajeron computadores y otros equipos, según la policía.
Durante este martes, patrullas militares y policiales custodiaron las calles semivacías de Lima, haciendo cumplir el toque de queda diurno decretado por Castillo para contener las protestas por el alza de precios. La medida excepcional, que debía durar hasta la medianoche del martes, fue repudiada por amplios sectores de la población, incluidos líderes de izquierda.

La orden afectó por más de quince horas a los peruanos que viven en la capital y causó una pérdida económica estimada de 270 millones de dólares, según la patronal.